
PARTE 1. JUZGAR UN LIBRO.
“Fat bottomed girls- Queen”.
“Todos los días 5 de cada més”. Sala 4C en el pabellón cultural, entre las clases de gimnasia para jubilados y los cursos de cerámica y artesanía bielorrusa.
Una premisa fundamental para ganarte el respeto de tus colegas villanos es ser miembro de la milenaria, legendaria y secretisima orden del sindicato de villanos. El hecho de que dicha orden hubiese sido creada solo hacía 7 meses no impedía que fuese milenaria y legendaria. En cuanto a lo de secretisima, bueno, que nadie se interesase por nosotros ayudaba algo.
Y hoy era día 5 así que allí estaba yo. Frente a una puerta con una hoja de libreta pegada en la que alguien había escrito a boli. “Sala 4C”. Tambien conocida como la sagrada puerta, selladora de los impuros, retén de los traidores y guardiana imbuida del poder de Bel Oshamroth demonio rey de los cuatro planos infernales. (por lo menos de 8 a 9 todos los días 5 de cada mes).
Piqué. Tres golpes cortos, una pausa, un golpe largo. La sagrada puerta, selladora de los impuros, retén de los traidores y guardiana imbuida del poder de Bel Oshamroth demonio rey de los cuatro planes infernales, se abrió un poco. En el pequeño hueco pude ver la cara simiesca de Rodrigo ( el guardían de la puerta).
-Contraseña- exigió timidamente.
Vacilé. El problema de las reuniones mensuales es que la contraseña tenía tendencia a olvidarseme.
- Tres eran tres los… esto, …, Rodrigo abreme hombre, soy yo.
Los ojos de Rodrigo se convirtieron en dos rendijas oscuras. El problema con Rodrigo es que formaba parte del grupo de villanos que lo son más que nada porque tienen un aspecto raro. Y claro, luego la gente, especialmente los pueblerinos, tiene cierta tendencia a correr detrás de ellos agitando antorchas. Porque todo el mundo sabe que la mejor forma de mantener calmado a un monstruo potencialmente muy destructivo es gritar mucho, tirarle piedras y agitar fuego frente a él. Sobre todo cuando este tipo es alguien con un coeficiente intelectual de 170 que hubiera podido dar clases de mecanica avanzada a Albert Einstein.
-Contraseña- repitió casi pidiendome disculpas..
Me paré a pensar. Rodrigo era un buen tipo. Sus labios dijeron tres cerditos.
-…tres cerditos- dije.
- Correcto, puedes pasar, tengo que engrasar la puerta, mañana llueve, la presión es de 34 kilopascales y la humedad relativa es del 60% por ciento. ¿sabes que eso no quiere decir que hay un 60 % de agua sino que la relacion entre las presiones de vapor del agua y del aire es de 0,6?.
-Pues no…- Rodrigo siempre tenía cosas así, era un experto en sabias que…
Me puse a pensar en la historia de “Rodrigo, el monstruo horrendo”.
El pobre muchacho-monstruo había nacido en una región apartada del centro de Asturias. Bueno, si algunos de los habitantes de esa región me oyesen llamarla región apartada no dudarían ni un momento en tirarme a la cabeza lo que tuviesen más a mano como pudiera ser una hoz, un horreo o un oso. Los antiguos escritos llamaron a esa región Soto de Agues. que traducido al castellano viene a significar “soto de agues”. Su madre no era originaria de la región sino que era una hippie holandesa que pretendía reconciliarse con la naturaleza en el cercano parque natural de Redes.

Su padre era Adolfo Hitler, celebre estadista alemán, sobre todo en la epoca comprendida entre 1939 y 1945. Adolfo había tenido que huir de su pais por temas que no trataré aquí pero el caso es que encontró refugio en la apartada Asturias. Parece ser que tenía amigos en el gobierno español de la época. Al parecer el tal Adolfo tenía una especie de fijación con la pureza de la raza y esas cosas así que utilizó el oro de sus amigos, al menos el que no le había robado Clint Eastwood, para crearse un superlaboratorio en lo profundo de un valle conocido como Caliao. En dicho laboratorio trabajaba incansablemente en busca de una formula para lograr el superhombre o algo así.
Al parecer debía ser un tipo cruel porque decidió experimentar con su propia mujer holandesa y lo que él creía que era la especie más pura del planeta: el mono Gibón de cola blanca.
El resultado fue mi amigo Rodrigo, (un niño “un poco” más peludo de lo normal y con rasgos no del todo humanos), el cual fue inmediatamente repudiado junto a su madre y abandonado por su padrastro Adolfo. Los echó a la calle a los dos y los abandonó a su suerte. Ni Rodrigo ni su madre volvieron a saber nada de él. Al parecer existe un plan reciente del gobierno para destruir la base de Adolfo inundando el valle donde se asienta. No hay ni que decir que el sindicato de villanos no va a mover ni un dedo para ayudarle. No es la clase de villano que nos gusta tener por aqui.
En cuanto a Rodrigo y su madre, hay que confesar que no tuvieron demasiada suerte. Su madre porque al verse abandonada y en la calle decidió comerse un bote de matarratas y se murió. Y Rodrigo porque de repente y porrazo se quedó huerfano.
Fue acogido por una organización que tal vez ustedes conozcan. Los niños de San Idelfonso.
La infancia de mi amigo no fue facil. Los otros niños solian meterse con él y cuando el pobre Rodrigo tenía suerte, utilizarlo como bestia de carga para alguna travesura suicida. El status del muchacho estaba un peldaño por debajo del niño de los zapatos ortopédicos que olía mal y de la niña gorda con obsesión por las chocolatinas semiderretidas entre sus dedos regordetes. Con lo que debería mencionar que hoy día ese niño que olía mal y de zapatos ortopedicos ha diseñado una especie de chip minusculo que le ha hecho colocarse entre los 10 más ricos del pais. La niña un buen día pegó el estirón y descubrió que desarrollarse excesivamente en ciertos puntos puede ser muy positivo para una mujer. Sobre todo cuando se es la pareja de Flavio Briatore.
Quien sabe, tal vez a Rodrigo le hubiese pasado igual, podría haber llegado a ser jugador de
baloncesto o de rugby o boxeador y se hubiese hecho de oro. Tal vez. Pero solo tal vez. Porque mi amigo Rodrigo se enamoró. Ella llevaba coletas, era popular y parecía un angel. Interiormente era una arpía, tenía en vez de corazón un tempano de hielo y disfrutaba haciendo daño a animalitos pequeños.

Pero mi amigo no lo sabía. Solo sabía que ante sí tenía algo bello que amar. Así que un buen día urdió un maravilloso plan para declararse a su amada. Creó un poema de belleza sin precedentes y decidió que el mejor día para leerselo era el día del gordo de Navidad.
Por supuesto Elisa, que asi era como se llamaba la chica, había sido escogida para cantar los numeros. Y allí estaba ella, encantada mirandose al espejo y deseosa de presumir ante toda España.
Y allí estaba él. Por razones que el director no había acabado de explicarle muy bien Rodrigo no cantaría los numeros, ni recogería las bolas ni siquiera saldría a escena junto a los bombos. Se encargaría de subir y bajar el telón.
Nervioso esperaba con la gran cuerda aferrada entre sus brazos mientras la pajarita le apretaba horrores.
Y entonces llegó el momento, hinchada de orgullo como un pez globo Elisa cantó el gordo, Rodrigo soltó la cuerda, el telón cayó y mi amigo cruzó el escenario a toda prisa, se plantó ante ella y le dijo: “te quiero, aquí tienes la poesía mas bella jamas escrita”. Ella ni siquiera le escuchó.
Alguien había vuelto a levantar apresuradamente el telón, justo a tiempo para ver como Elisa contaba a todo el pais que jamás saldría con un mono como él y que antes que siquiera imaginar que la tocara se arrancaría los ojos.
Y por un momento Rodrigo pudo haber hecho exactamente eso. Pero sin embargo se quedó alli plantado con cara de lelo y tras unos momentos se fue corriendo.
Desde entonces planea como dar su gran golpe durante la celebración del gordo de navidad. Mientras vive en un apartamento de alquiler abusivo porque la anciana dueña del piso cree que es un inmigrante.

A veces pienso que tal vez nosotros seamos unos villanos y querramos dominar el mundo, pero no rechazamos a nadie por tener un aspecto raro, al fin y al cabo es algo casi imprescindible para ser villano.
Y luego está la gente que con solo mirar a Rodrigo ya cree saberlo todo sobre él.
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